martes, 27 de noviembre de 2007

Yo o los demás...

Siento que necesito salir y abrirme al mundo pero no es el momento mas adecuado, las calumnias avanzan sin cesar y no puedo dejar que el exterior, por falta de datos, penetre mi interior y me perjudique injustamente. No quiero que nadie me pueda herir una vez mas con su ignorancia, con su falta de sensibilidad, creiéndose desde su escenario de grandeza y magnificiencia de estar en la verdad y en lo justo. Pero ¿quien lo está de verdad? En realidad nadie.
Vivimos en una época en la que todos o casi todos piensan que su verdad tiene que ser la de otros. El respeto ya no se sabe donde viva y aunque nadie pida consejo u opinión, te invaden la vida, hasta que uno se lo permita, claro. No saben que el silencio a menudo es índice de respeto por la vida ajena y que solo es preciso hablar con conocimiento de causa y cuando el otro lo pida. Y las verdades a medias no son otra cosa que mas puñaladas traperas.
Falta de consciencia en estos tiempos o quizás nos hemos alejado ya de ella hace mucho.
La cuestión es encontrar la formula para seguir reflexionando, para crecer interiormente, ser uno mismo sin que otros intenten obstruir o bloquear tu esencia. Me imagino que este haya sido el dilema de muchos, en el fondo no se puede vivir sin empatías, no seríamos humanos si no pensaramos en los demás, pero aun asi los demás nos crean conflictos o nosotros mismos nos los creamos.
He vivido años de luchas para intentar cambiar acontecimientos y personas, con todas mis buenas intenciones, como si fuera por obra divina y omnipotente, pero ¿quien me creía que era para poder pensar en cambiar a los demás a mi gusto? Quizás algun ser divino o immortal, no? Y por la inmensa prisa por realizar mis sueños, he insistido donde quizás el partido ya estaba perdido de antemano. Ahora lucho para que me respeten mi espacio, mi persona, mi alma y mi vida privada; ya no quiero cambiar a nadie ni quiero nada que la vida misma no me quiera dar. A veces intentando ayudar a los demás uno deja de ayudarse a si mismo o pierde su propio camino que tanto le ha costado encontrar. Es agradable dejarse llevar por las profundas pasiones pero sin caer nunca en las abismales obsesiones, solo para no hacerse demasiado daño y para preservar un espacio vital donde quererse, querer y avanzar.

No hay comentarios: